Tengo miedo de no volver a escribir en un cuaderno por haber comenzado a escribir en una pantalla. Ya no tacho, si me equivoco, borro; ya no rompo papeles, si no me convence, cancelo; ya no releo cartas ajadas y manchadas de café, acudo a mi biblioteca audiovisual. Mi mala letra y mis heridas en el anular son ahora Times New Roman, del color que yo decida, y un teclado borrado de símbolos, respectivamente.
Me distraigo con el salvapantallas que me anuncia que llevo cinco minutos ensimismada. El tiempo no es capaz de cederme una tregua, pues se encuentra en el margen derecho pidiéndome que no me olvide de él. El receptor ya no soy yo, examinando lo que escribo como si fuera ajena, ya no sé quién es. Creo que en poco tiempo ya se podrán reiniciar los recuerdos, ya conservo pocos que no estén borrosos y mucha más gente de lo que me parece no se encuentra en ellos.
Acabo de comenzar un blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario