viernes, 27 de mayo de 2011

Veinticinco ediciones de Titirimundi

El pasado lunes 16 de mayo se clausuró la vigésimo quinta edición del  Festival Internacional de Teatro de Títeres, Titirimundi, un referente de carácter universal del mundo de los títeres que se desarrolla en Segovia, ciudad candidata a capital europea de la cultura para el año 2016. Marionetas, titiriteros, artistas, payasos, malabares, músicos, carruseles y globos llenan de magia y sueños esta ciudad durante cinco días cada mes de mayo desde 1985.
La casi inexistente actividad cultural que había en 1985 incentivó a Julio Michel, director de Titirimundi, como él mismo ha afirmado, a aportar una nota de color a la primavera promocionando el valor artístico y cultural que tiene el teatro de títeres. En estos 27 años y transcurridas 25 ediciones del festival, Titirimundi ha hecho que este tipo de teatro sea conocido y valorado como merece y que valga la pena crear una escuela de títeres como esta. Este año se han dado cita más de cuarenta compañías de catorce países distintos para hacer disfrutar a niños y adultos de 361 funciones desde el jueves 12 hasta el día 16.
Esta edición comenzó con la entrega de la Medalla al Mérito Cultural de la Ciudad a Titirimundi, al que asistieron, entre otros, Nuria Preciado, directora de la Oficina Segovia 2016, Teresa Tardío, coordinadora de la fundación don Juan de Borbón y el director de la Real Academia de San Quirce, Rafael Cantalejo. Julio Michel, tras recibir la medalla afirmó que “es difícil que podamos crecer más; ahora queremos demostrar que somos capaces de crear una escuela de títeres, que convertiría a Segovia en un referente mundial”.
Para definir la primera edición, Michel utiliza la palabra locura, por la tremenda dedicación íntegra que se dedicó al festival. La Junta de Castilla y León participó en su totalidad aquella edición y el presidente de la Junta se hizo cargo de la inauguración. Ahora, con más experiencia, este festival atrae a miles de turistas que se concentran en la ciudad este días para disfrutar de los espectáculos a pie de calle, y en patios y teatros. A pesar de la crisis, este año la calidad del festival no ha disminuido y las bodas de plata se han celebrado sin apenas recortes, además de que esta ha sido una de las jornadas más multitudinarias.
Como todos los años, El circo de las pulgas no ha defraudado y en la Casa del Sello, donde se podía ver durante los cuatro días, el aforo estaba siempre completo. Dominique Kerignard, de la compañía Le Magic Land Théâtre, presenta en este espectáculo a unos encantadores animalitos que saltan, pican y chupan la sangre, pero que además, hacen acrobacias, malabarismos y son capaces de tragar llamaradas de fuego. La primera en saltar al escenario es Mimi, la protagonista de este circo y “la pulga más fuerte del mundo”.
Otra de las actuaciones que han sido exitosas en esta edición va de la mano de la compañía Axioma e hizo las delicias de mayores y pequeños en la Plaza del Azoguejo. Es la historia de una mujer que ansiaba tener una hija, pero no tenía ninguna prisa. Al cabo de un tiempo consiguió su sueño, pero Violeta, su hija, soñaba con descubrir el mundo y abandonó a su madre. Así, Violeta descubrirá el mundo exterior y su mundo interior, ayudada de extraños y fantásticos animales que conocerá en su trayecto. Violeta recibió en 2010 el Premio del Público en el XIX Festival de las Artes Escénicas de Calle de Loja.
Muchos niños y adultos coinciden en recomendar Clown in Liberta, deTeatro Necesario, argumentando que con esta función hay risas y diversión aseguradas;  Las aventuras de Sam Trévor, de Drolatic Industry, una representación de ciencia ficción; y Los titiriteros de Binefar, que representaron El bandido cucaracha. Piezas para todos los gustos.
Por otro lado Titirimundi ha estado completado este año por otros dos grandes eventos. En la calle Fernández Ladreda y al lado del carrusel Le Manège d´ Andrea se instaló una carpa donde se concentraron 20 artesanos de la comunidad bajo la marca “Tierra de Sabor”, que ofrecían sobre todo productos cárnicos, lácteos y dulces.   Por si esto fuera poco, en el Barrio de San Lorenzo, a 10 minutos del centro, había un túnel del tiempo que permitió durante el fin de semana viajar a la Edad Media.  El Mercado del Arrabal llegó por segunda vez para que cualquiera que pasase por allí pudiera degustar productos típicos, dar un paseo caballo, comprar un bolso de cuero hecho a mano, escuchar recitales de trovadores y perseguir a zancudos.
Los niños pudieron pasear a caballo por el recinto, mientras quien los dirigía gritaba "Paso a la caballería".


Nada mejor que un tiovivo que se mueve a base de pedales para disfutar de un día en el siglo XV.


Niños jugando al tangram, entre otros pasatiempos. 



Artesanía: jarras y téteras de barro, pulseras y bolsos de cuero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario