Se está
escuchando hablar de crisis de mentira, crisis inventada y de mala ostia; y a
la vez, hay opiniones, que son mayoritarias, que dicen que la economía mundial
vive la peor crisis desde el crack del 29. A principios del 2008, con el estallido
de la burbuja inmobiliaria, comenzaron a
desencadenarse una serie de factores que no han dejado de sucederse
hasta hoy y que arrastran por los suelos a la economía española. Zapatero,
presidente del Gobierno por aquel entonces, tardó en admitir lo que se le venía
encima. No es hasta el 23 de junio de este primer año de mala situación
económica cuando declara en la presentación del Informe económico del
presidente de Gobierno 2008 que “las dificultades económicas son serias”. Tras,
esta esperada declaración, aprovechó el
momento para anunciar la primera tanda de medidas cuyo objetivo era intentar
paliar los efectos de esta situación, entre ellas, la reducción de un 30% de la
oferta del empleo público y la congelación salarial para los altos cargos;
medidas que si las comparamos con las que se están viniendo encima, parecerán
de poco calado. Pocos días después, el 8 de julio, Zapatero soslayó la dichosa
palabra en una entrevista en Antena3: “En esta crisis, como ustedes quieren que
diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad”.
A partir de
entonces, parece que todo ha empeorado y sin embargo, cómo se ha llegado aquí
es todavía difícil de asimilar. “Hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades” es la causa que lo explica o que al menos no para de repetirse,
aunque no se sepa con claridad el significado. El 15 de septiembre de 2008
quebró el banco estadounidense Lehamn Brothers y de un modo u otro, las
consecuencias enseguida se notaron en España. Quizás ese fue el desencadenante al
que mejor se puede alegar, pero no el principal porque desde el año anterior se
vivían momentos tensos. En 2007, se redujeron las ventas en la construcción de
viviendas y, por consiguiente, en el precio. La parte porcentual de este sector
comenzó a descender después de haber anotado en 2006 su récord histórico:
10,75%. Por otro lado, también se vio afectada la alta concesión que hacían los
bancos de hipotecas y créditos que podían parecer arriesgados, sin importar
cómo y cuándo serían devueltos. Y por enumerar alguna causa más en el problema,
apareció una grave inflación en los precios del carburante y de los alimentos.
La crisis
económica desencadenó, entonces, una crisis política. Manuel Martín Ferrand
escribió el pasado domingo en su columna de ABC que “Tras la muerte de
Francisco Franco, los españoles teníamos tantas ganas de cambio y futuro, (…)
que nos precipitamos en la construcción de una democracia de mala calidad”.
Cada vez se confía menos en los políticos y en su forma de actuar porque se lo
ganan a pulso. Han dicho que toca pagar la crisis, porque el objetivo del
Gobierno es llegar al déficit 0. En este recorrido, se ha tropezado varias
veces. El sábado se hizo público que tres Comunidades Autónomas (Madrid, la
Comunidad Valenciana y Castilla y León) olvidaron contabilizar 4000 millones de
euros del conjunto de las cuentas de las
Administraciones Públicas. Esta corrección ha vuelto a desviar el déficit desde
el 8,5% al 8,9%, lo que supone el tercer cambio de cifra en apenas cuatro
meses, ya que en un primer momento se previó un déficit del 6%. Eurostat, la
oficina estadística de la Unión Europea, ya ha anunciado que enviará una misión
de expertos para aclarar el dato pues con estas rectificaciones, no solo los
ciudadanos han perdido seguridad con el Gobierno, sino que también la comunidad
internacional empieza a desconfiar.
Esta
desconfianza también se traduce en las bolsas y en los mercados. La prima de
riesgo está alcanzando durante estos días máximos históricos y mantiene en vilo
a los políticos pues ya no silencian las opiniones que afirman que la economía
española necesita un rescate. Bankia necesita otros 7500 millones adicionales,
ha anunciado el ministro de economía, Luis de Guindos recientemente, mientras
su nuevo presidente, Goirigolzarri, prepara el nuevo plan de viabilidad de la
entidad. Los bancos, mercados y bolsas son los que dictan. Mientras, la tasa de
paro continúa subiendo y ya se sitúa en el 24,44% del total de población
activa, según el dato de abril de la EPA. 5.639.500 de personas no pueden
encontrar trabajo, pero ya se oye en los informativos redondear hasta los 6
millones, para que el disgusto sea menor cuando lleguen. Y eso es lo
importante.
El 15 M,
movimiento que nació por parte de unos de algunos de los ciudadanos que han
dejado de creer en la forma de hacer política en España, nació bajo el lema
“Esta crisis no la pagamos”. Y vaya si la son los ciudadanos de a pie los que
la pagan, porque 1 de cada 2 jóvenes en España espera sentado en su casa,
reparte currículos por doquier o está pensando en marcharse al extranjero en
busca de algo mejor o en busca de algo simplemente. Pero, entre tantas cuentas
económicas, parece que se nos olvida que casi 6 millones de personas que
quieren trabajar, no pueden. Y eso es lo importante.