miércoles, 23 de marzo de 2011

Glorierías

No le gustaba el nombre de poetisa, ella se definía a sí misma como la poeta. Quizá, la fama que obtuvo con su literatura infantil y con el programa de televisión “Un globo, dos globos, tres globos” donde ella recitaba sus propios poemas, destinado al público menudo, ocultó el compromiso social de su poesía para adultos. Sin embargo, mientras los niños reían y se divertían,  Gloria Fuertes invitaba a los mayores a reflexionar y meditar. Sus publicaciones marcaron un punto y coma en la poesía femenina española ya que fue una de las primeras poetas vinculadas a la denominada Generación del medio siglo y a la poesía social, además de que fue una mujer totalmente independiente, que solo necesitaba de bolígrafo y papel para sobrevivir.
La literatura nos ayuda a comprender la historia y está muy relacionada con el movimiento social de la época. Por eso, la poesía española de la posguerra se utilizó como un instrumento para transformar el mundo, para mostrar que el cambio era posible, pero sobre todo para comunicar y ofrecer un ancla para agarrarse en el caótico mundo que teníamos. Para Gloria Fuertes, el poeta tiene un deber con la sociedad que consiste en expresar la realidad denunciando la injusticia, la crueldad, el dolor, las guerras y el desamparo. Ella misma decía que el destinatario de sus poemas era la Humanidad pues “el poeta no es poeta/ hasta que el pueblo nos lee”.
Gloria no muestra influencias expresas de ningún otro poeta de la época, aunque se trataran los mismos temas característicos de mediados del siglo XX. Su estilo resulta fresco, natural y espontáneo gracias al tono humorístico que utiliza y a la originalidad que siempre le ha caracterizado. Por otro lado, leer sus escritos significa estudiar su vida íntima y su forma de pensar, es decir, los elementos autobiográficos componen la obra de esta autora a la que ella calificaba de yoísta. Es más, en la introducción de su antología Historia de Gloria. Amor, humor y desamor escribe este pequeño prólogo para justificarse:
No me importa que todos os deis cuenta                                                                                               de que esto que os cuento                                                                                                                              me ha sucedido.
Uno de los temas a los que más recurre es la guerra debido a que la Guerra Civil española la pilló de lleno en el cambio de infancia juventud. El ser humano trata de autodestruirse (de nuevo el yoísmo nato) y ella sigue evocando la justicia y la solidaridad entre los pueblos (“Todo menos venganza./Me invade la justicia”) con ese optimismo que le caracteriza pidiéndole a un dios presente en toda su obra la explicación de lo absurdo de la especie humana.
Disfrutar de la poesía de Gloria Fuertes es meterte en su papel, forma parte de ella y luchar por lo que ella juzgaba. Sus palabras hacen reír y llorar a la vez, hablan de lo cotidiano, de lo que nos ocurre en un día de diario y de lo que no le deja dormir. El objetivo del compromiso social se enlaza con el de transmitir al lector una dosis de alivio y alegría.

jueves, 17 de marzo de 2011

Progreso entrecomillado

Nuestra atención se centra en el Pacífico: Japón. Seísmo, maremoto y riesgo de destrucción nuclear, calificado como el "Apocalipsis". El conflicto se ha extrapolado al resto del mundo. El debate sobre esta fuente de energía esta abierto y en punto muerto. Hablamos de un riesgo que hemos creado nosotros mismos, hablamos del destructivo ideal de avance y no de progreso que nos ha traído hasta aquí.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Párate a pensar

De pronto sucede algo para lo que no estábamos preparados, algo con lo que nadie contaba. Miedo, nervios, dolor, incertidumbre. No saber qué hacer. Aunque ocurra en la otra punta del mundo, nos pasa factura a todos. La catástrofe.
Esta vez, un terremoto en Japón. Aún no se pueden cuantificar las víctimas, ni los daños materiales. Solo importan las consecuencias económicas, ya se baraja aquello que parece interesar. Que la tragedia ha sucedido en el peor momento,  que el país atraviesa una gran recesión, que las grandes empresas del país se van a estancar y que salir de la crisis se va a convertir en una cuesta arriba.
Párate a pensar. ¿Tiene que ocurrir algo de este tipo para que nos demos cuenta de que estamos aquí de prestado? No somos los dueños de nada, no estamos a merced de un dios, ni de una secta religiosa, ni de esos políticos que pueden desencadenar una guerra cuando les plazca, ni tan siquiera de nosotros mismos. Es algo mucho más sencillo. Dependemos del lugar en el que vivimos, del planeta azul, de la madre Tierra. Paradójicamente, con ella no hacemos más que jugar y destrozar, usar y tirar, manchar y ensuciar. Hasta que ella se canse, porque nosotros no parecemos hacerlo.